LOS PURUNMACHOS Y EL CULTO A LOS
ANTEPASADOS
Por: Elmer Antonio Torrejón Pizarro
“Hoy muchacho, no te vaya agarrar el Purunmacho, lleva coca, aguardiente
y chicha para que los invites…” me advertía mi
abuela Julia cuando me disponía visitar Carajía. Es que en Amazonas todavía se convive con mitos y leyendas; y eso, es
positivo. Los sitios arqueológicos son lugares sagrados donde no se puede
ingresar porque habitan los Purunmachos. Los
pobladores de las provincias de Luya, Chachapoyas o Bongará, siempre nos indican
que para ingresar, es necesario realizar pagos
u ofrendas a los “abuelos” para
reverenciarlos, además chacchar coca o tomar chicha, da fuerza y vitalidad al
“ánimo” de las personas para no ser “encantados” por espíritus malignos.
En torno a los Purunmachos o gentiles existen variedad de leyendas y relatos en Amazonas. Se
comenta que “agarran” a los que profanan sus chulpas (tumbas), los llevan al cerro y no los sueltan más; o producen
en los profanadores, enfermedades raras, terminando en muertes misteriosas. Las
personas que pisan accidentalmente un hueso o un tiesto antiguo, sufren tumores
que los invalida físicamente, o les produce sarna en el cuerpo. Como es
natural, existen curanderos
especializados en tratar las enfermedades ocasionadas por los Purunmachos.
Los rituales
mortuorios que realizaban en la cuenca del Utcubamba, nos indican el culto y respeto que tenían para sus
muertos. Depositarlos en sarcófagos, para luego instalarlos en riscos y
farallones rocosos inaccesibles;
significaba el mayor rito religioso,
y el máximo honor jerárquico ofrecido al personaje social extinto. Kauffmann
Doig menciona que los antepasados, “enterraban
a sus muertos en lugares inaccesibles para que puedan vivir en paz”; así hoy
en día las personas, impiden – previo pago
– “molestar” a sus muertos, porque creen que sus almas todavía “viven” para la
protección y mantenimiento de sus pueblos.
Las crónicas
mencionan, que el curaca Chuquimis
(posible autor intelectual de la muerte de Huayna Capac), fue momificado, y
luego trasladado a un peñasco para depositarlo
en lo más alto. Al respecto Waldemar Espinoza menciona que “Colla Topac, capitán y hermano de Huayna
Capac ordenó exhumar de su mausoleo el cadáver momificado del Apo Chuquimis. Y
en efecto fue sacado de su urna funeraria hecha de arcilla con figura humana, y
que estaba colocada en una cueva situada en unos altos peñascos. A ese cadáver,
para deshonra y vilipendio lo mandó enterrar bajo tierra, como a cualquier
hombre plebeyo”. Esta cita histórica confirma que depositar a sus muertos
en lugares inaccesibles, significaba
respeto y culto al personaje que marcó el desarrollo histórico en las
etnias. Por el contrario, enterrarlos en tierra era tan común, como cualquier
persona de la cultura.
Estos Purunmachos, son los antiguos curacas,
guerreros o sacerdotes. Personajes que dejaron huella, y hoy sus descendientes,
los rinden culto y adoración a través de rituales. El carácter sacralizado que los atribuían, se
conserva hoy entre los pobladores que cotidianamente reconstruyen la historia de sus Purunmachos. Se
escucha comentar que: “estas pinturas,
ollitas y casas de piedra son de nuestros Purunmachos que viven allá en las
peñas, ellos nos están vigilando que hacemos, míralos ahí están como soldados
espiándonos… [ ]…hay que hacerles pagos nada mas, para que no nos hagan daño… [
]…vamos a coquear y entramos para verlos”.
El culto a sus
muertos, constituía el ritual de máxima
importancia. Tomando la tesis del antropólogo Malinowski, fue entre los
antepasados amazonenses, una de las más
grandes ceremonias, porque la muerte constituía una constante preocupación.
El pensamiento en la vida del más allá, era imprescindible para la cohesión del grupo; por eso se
preparaba a los difuntos para el encuentro con “otros mundos”. Creían
firmemente que el alma no se extinguía; vivía
eternamente, se inmortalizaba. Así de esa manera eran respetados, venerados
y mistificados por la sociedad, otorgándoles el grado de dioses humanizados.
Investigaciones
que realicé concluye que los Purunmachos,
son sepulturas de clanes,
descendientes de un señor principal, de origen
totémico. Como menciona el
antropólogo Manuel Marzal con relación al totemismo, “fortifica los lazos sociales y, por lo tanto, sirve a la causa de la
civilización...Los individuos que tienen el mismo tótem se miran como parientes…y
se asisten recíprocamente, en caso de dificultad o peligro… el lazo totémico es
a veces sentido más eficazmente que el de la sangre.” Estos recintos
funerarios, poseen diferentes símbolos
pintados de rojo ocre. Son símbolos representativos del origen totémico y estatus jerárquico que
poseían dentro de la sociedad; son las representaciones estilizadas del tótem de origen, del cual procedía el
difunto o grupo de momias.
En los sarcófagos de Carajía y mausoleos de Revash
es manifiesta la simbología que representa el sello totémico del difunto, como
representación de un grupo parental que se asignaban a sí mismos, un origen común. Podrían ser así descendientes
de un animal o planta, o su procedencia tendría origen en alguna montaña,
laguna, río o catarata; o descendientes de la luna o las estrellas. Estos elementos bióticos y abióticos, son emblemas
totémicos que se han plasmado a través
de símbolos en sarcófagos, mausoleos, textiles, cerámicas dejado por los guerreros
del Utcubamba.
Además las
investigaciones me han permitido concluir que los
sarcófagos y sus momias, que hoy vemos imponentes en los acantilados, constituyen la representación física y
visual de los Purunmachos; es
decir, el mundo palpable, observable y accesible. El eje inactivo en la cosmovisión. La manifestación folklórica
objetiva. Mientras que el
alma, ánima o personalización asignada sería
la representación no física, oculta o mística de estos Purunmachos. El mundo desconocido o sobrenatural. El eje activo en la cosmovisión. La
manifestación folklórica subjetiva. Es esta representación no física, la que se
manifiesta actualmente en el imaginario religioso de las personas.
Es este mundo de los Purunmachos, el que está activo en el pensamiento religioso de
los pobladores actuales. Es esta representación mística, la que influencia de sobremanera sobre las
personas, produciendo enfermedades raras o construyendo mitos. Pero también, es
el eje que protege a la
representación física; osea, al sitio arqueológico.
Hay tanto que aprender los amazonenses actuales de
nuestros antepasados. Hay tanto para desarrollar la educación y cultura
regional, y hacer de nuestros niños y niñas paradigma de la identidad para el desarrollo de Amazonas. Los Purunmachos siguen esperando que los conozcamos, siguen en los farallones
esperando que sus hij@s los veneren, respeten y protejan. Revivamos a nuestros Purunmachos
para constituirse como los guerreros abanderados del desarrollo amazonense.