miércoles, 5 de marzo de 2014

EL PAÍS DE LOS CHOL@S CHOLEADORES
 
Por: Elmer Antonio Torrejón Pizarro
Había una vez un territorio con varias culturas en América del Sur; culturas que se desarrollaron antes de los Incas como Chavín, Chimú, Mochica, Tiahuanaco, Nazca y otros poderíos regionales como los Chachapoyas, Luya y Chillaos o los Guayacundos, de Pacaipampa, Piura. Estas culturas pre incas lograron desarrollarse socialmente en sus territorios, pero también sucumbieron ante otras culturas más poderosas. Wari aparece como una primera mega cultura fusionadora,   luego aparecen los Incas como el gran imperio que conglomeró pequeñas sociedades, territorios y culturas de actuales países como Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina.
Los Incas confluyeron en un gran territorio conocido como el Tahuantinsuyo, donde conjugaron diversas culturas con sus ideologías, estereotipos, cosmovisiones, costumbres, músicas, fenotipos, genotipos, etc. Se va intentando construir una nacionalidad basada en la adoración al dios Sol y la Pachamama, una nación con diversas culturas gobernadas regionalmente por curacazgos que rendían lealtad y pleitesía al gran gobernante que habitaba en el Ombligo del Mundo: Cusco.
Los españoles tuvieron que llegar, e invadieron este territorio. Vinieron con sus cargas culturales, su política, su economía, su sociedad; pero sobretodo vinieron con diversas costumbres que en una acción de sincretismo, se mezclaron con las culturas que habitaron este territorio. Este hecho significo la aparición de nuevos mestizajes culturales en este territorio. La nueva cultura mestiza, cargado de ideologías y estereotipos culturales y fenotipos, va dominando a este gran territorio desde el siglo XVI hasta la actualidad.
Este gran territorio se va desmembrando por diversas coyunturas políticas y guerras, y van apareciendo nuevos territorios independientes, con una misma raíz cultural que se van alimentando con las costumbres que dictan estos nuevos territorios culturales. Aparecen entonces los países que hoy conocemos, todas con una raíz cultural cuasi semejantes, pero nutridas constantemente con las diversidades culturales locales y regionales.
Entre ellos aparece el Perú, un territorio construido socialmente por diversas culturas. Un país netamente serrano, charapa y chaleño, que se aglutina en un término: un país cholo, debido a su mestizaje cultural continuo. Somos un país con diversas identidades, en proceso de construir una Nación, y quizás en esta diversidad cultural radica nuestra riqueza, nuestro potencial. Hay que saber entenderlo y respetarlo.
Más esto, no ocurre en este territorio llamado Perú. El colonialismo ha dejado huellas imborrables de superioridad racial, de exclusión étnica, de distinguir las clases a partir de fenotipos que han marcado límites sociales, económicos y culturales. Que han marcado históricamente el Perú formal e informal; el incluido y excluido; el urbano y rural; el yo y la otredad.
En este nuevo tiempo de la tecnología y las comunicaciones, el Perú todavía sigue batallando con este complejo racial y étnico. Con esta forma de entender que los que viven en las áreas rurales son los ciudadanos de segunda categoría, los que deberían vivir cuidando sus chacras y animales; los que atrasan al Perú, según el pensamiento urbanizado. La batalla contra estos ciudadanos de “primera clase”, no tendría sentido si es que al momento de analizar, vemos que la batalla es contra nosotros mismos; es decir, el prejuicio racial nace de los propios descendientes de la cultura matriz andinoespañolizada (con los “condimentos culturales” selváticos y costeños). Nace de los propios Cholos Choleadores.
En los últimos años y semanas, hemos tenido un conjunto de situaciones que han mostrado el cordón que nos conecta con esta parte subconsciente del colonialismo racista. Los ciudadanos peruanos, los Cholos Choleadores, con identidades falsas y propias; tras una computadora, un micrófono o en el vecindario del cerro donde viven; sacan a lustre sus comentarios inapropiados contra personas u organizaciones de origen serrano o charapa, sin tener el mayor respeto a la libertad y los derechos humanos.
Lo más triste de este acontecimiento es que estos Cholos Choleadores, son descendientes en primer, segundo o tercer grado de un migrante andino o amazónico. Son descendientes de una cultura mezclada, de una cultura chola. Son parte de una Lima provinciana donde las grandes fiestas se organizan en los conos, en grandes complejos (Huaralino) o Clubes Departamentales y al ritmo de Corazón Serrano o Sensual Karicia. Estos Cholos Choleadores, viven en distritos donde sus familias van a pasear y hacer sus compras en Molls, Mega Plazas o supermercados adquiriendo Kola Real, cds de Corazón Serrano o vestimenta de Gamarra; productos producidos por los peruanos emergentes andinos o amazónicos, producidos por los cholos.
Que lamentable ver en la televisión o las redes sociales los insultos racistas, en la mayoría de los casos cargadas de envidia y mala fe. Los “comentarios descerebrados” de compatriotas peruanos contra sus pares peruanos. Hemos llegado a tal decrepitud como sociedad, de evidenciar nuestro prejuicio racial contra una artista fallecida, cantante de Corazón Serrano que lamentablemente nos ha dejado. Tan solo por el hecho de ser una provinciana, de haber triunfado y tenido éxitos dentro de una agrupación musical que desde sus inicios representó la lucha contra la exclusión social y los estereotipos racistas y étnicos.
A Corazón Serrano lo escucho y bailo desde hace veinte años atrás, y justamente esta agrupación es el claro representante de ese mestizaje cultural, de esa raíz cultural génesis de nuestro territorio sudamericano. En el arte musical de Corazón Serrano confluye eso que llamamos Todas las Sangres, porque hay un sincretismo cultural primero de dos países (sanjuanitos ecuatorianos y huayno peruano) y de identidades serranas, charapas y chalas.
¿Entonces, cómo los propios Cholos Choleadores pueden insultar y despotricar contra su propia identidad? Esto es un claro ejemplo de una sociedad con problemas graves, con limitada educación, con valores no cultivados, sin esencia, sin identidad; una sociedad que se pierde en la ignorancia y su propia vorágine desculturalizada. Lamentablemente ese país existe y se llama Perú, el país de los Cholos Choleadores, donde se ha perdido respeto por la persona, por la identidad, por la cultura; por nuestros orígenes.
Solamente queda refugiarnos en la esperanza de que algún día esta sociedad mejore hacia el respeto, la inclusión social, el amor entre peruanos, el aplaudir por los peruanos emergentes. Queremos un país pluricultural que respete nuestra diversidad cultural y se elimine toda forma que alimente al racismo. Es una tarea ardua de todos los peruan@s, en construir una sociedad donde nosotros los cholos sintamos orgullo por nosotros mismos. Sintamos orgullo y respeto por nuestros cholos emergentes; por Corazón Serrano, que representa la identidad cultural de un país que está siendo construido por los provincianos.

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