DESCENTRALIZACIÓN: PROCESO PARA REFORMAR*
Por: Rudecindo Vega Carreazo
Hoy el
proceso de descentralización está en cuestión. Los duros, sin atreverse a
decirlo directamente, consideran que debe
ser concluido, y los desconcertados apenas se atreven a precisar mejoras.
Todos ellos sin embargo tienen dudas sobre la descentralización. Por el
contrario, nosotros somos convencidos de la necesidad de reformar dicho proceso para fortalecerlo.
El actual
cuestionamiento a la ineficiencia de las autoridades regionales y locales en la
ejecución presupuestal y la extendida corrupción, siendo válida, no es
privativa de dichos niveles descentralizados, pues se encuentran en todos los poderes del Estado, niveles de gobierno
y no son propias de la descentralización. No olvidemos la descomunal ineficiencia y corrupción del Gobierno
Nacional en las décadas de los 80 y los 90 cuando nuestro régimen era
centralista y concentrado. Tampoco olvidemos que en la última década con la descentralización
iniciada, la ineficiencia y la corrupción también alcanzó a instancias
centralizadas y concentradas de nivel nacional. Además, es bueno resaltar que hay Gobiernos Regionales y Locales más
eficientes y con buenas prácticas gubernamentales que muchos organismos
nacionales.
Nuestro
proceso de descentralización está en plena adolescencia, apenas va a cumplir 13 años. Gran parte de sus problemas tienen que
ver con el ecléctico diseño del mismo,
las marchas y contramarchas en su implementación, la desarticulación del
Gobierno Nacional en la coordinación con los Gobiernos Regionales y Locales con
la desaparición hace 7 años del CND, la ausencia de políticas públicas de
fiscalización y control del mismo, la modernización acelerada de la nueva
gestión pública peruana con sistemas de gestión (planificación, presupuesto,
inversión, contrataciones, control) y administración pública con diseños poco
descentralistas, etc.
A pesar de
ello y de su juventud, nuestro proceso de descentralización ha coincido con otros procesos que
durante la década deben ser revalorados: los 14 años continuos de crecimiento
económico, los 14 años continuos de disminución de pobreza y extrema pobreza,
los 14 años continuos de recuperación y reinstitucionalización de la
democracia, los 14 años de concertación nacional vía el Acuerdo Nacional.
Siempre el crecimiento, desarrollo y lucha contra la pobreza es más sostenible en procesos democráticos
y la descentralización es un instrumento
clave para conseguirlos. Hay regiones que han avanzado conforme al avance
del país y hay otras que han retrocedido o se ha estancado evidenciando que no
es un proceso uniforme en todos los departamentos. Mi departamento Amazonas este 2014 está en su peor situación histórica:
es el tercer más pobre y el cuarto con
menos desarrollo regional.
La redistribución territorial del
ejercicio del poder a nivel nacional que supuso la elección de las autoridades
departamentales (debieron llamarse Gobiernos Departamentales y no Gobiernos
Regionales) es un avance democrático luego de 180 años de vida república.
Lamentablemente, la crisis actual en la gestión de la mayoría de ellos hoy
parece que hubiera permitido crear mafias
regionales y locales que han tomado por asalto dichos niveles de gobierno.
Esta dolorosa situación es una oportunidad para realizar varias reformas al
proceso de descentralización para fortalecerlo en la perspectiva de consolidar
el desarrollo nacional y la reinstitucionalización democrática.
Hay regiones
que han avanzado conforme al avance del país y hay otras que han retrocedido o
se ha estancado evidenciando que no es un proceso uniforme en todos los
departamentos.
Entre las varias medidas que debería comprender
esta reforma del proceso de descentralización podemos anotar las siguientes:
1. Revisar
para cada nivel de gobierno las
funciones públicas con la finalidad de evitar sobre posición de las mismas
y mejorar la complementariedad de los niveles de gobierno en educación, salud,
seguridad ciudadana, protección ambiental, etc. Hay funciones transferidas que
han significado el desentendimiento del Gobierno Nacional y la inútil asunción
de los Gobiernos Regionales y Locales. Es decir las funciones y servicios
públicos se han deteriorado en un mar de indefiniciones.
2. Reformar el Sistema Nacional de Control y Fiscalización fortaleciendo su
autonomía y descentralizándola a nivel nacional. La dependencia funcional de
los órganos de control interno de la Contraloría y la dependencia
administrativa del organismo a ser controlado invalida toda propuesta de
control real. La Contraloría debe tener presencia independiente a nivel
nacional y facultad preventiva de sanción administrativa.
3. Fortalecer la función de fiscalización del Congreso de la República
respecto de los niveles regionales y locales de gobierno. Debería evaluarse las
sanciones políticas (suspensión de funciones y separación del cargo) a las
autoridades regionales.
4.
Reinstitucionalizar algunas funciones
públicas de carácter nacional que con la descentralización y transferencia
de las mismas han quedado desarticuladas y desatendidas. En la mayoría de los
Gobiernos regionales las Direcciones Regionales Sectoriales no pasan de
realizar actividades administrativas y se encuentran en real abandono.
5. Crear e institucionalizar un organismo, con presencia nacional y en
cada departamento, que permita al Gobierno Nacional recuperar coordinación
gubernamental con los niveles regionales y locales de gobierno que hoy se
canaliza informalmente a través de la ANGR y de la AMPE. En la Ley existe el
consejo de Coordinación Intergubernamental que lamentablemente nunca se ha
instalado.
6. Redefinir los derechos y mecanismos de participación y
control ciudadanos tomando en cuenta el proceso de descentralización. La
actual ley que regula dichos derechos se emitió antes de que existiera el
proceso de descentralización y hoy debe ser mejorada.
7. Implementar un adecuado sistema de planificación nacional en
lugar del debilitado y disminuido CEPLAN, recuperando funciones que hoy se
encuentran poco atendidas en el Viceministerio de Economía. Devolver la
independencia de esta función respecto de la función pública presupuestaria
ayudará a precisar los lineamientos de desarrollo y de inversión nacional.
Lamentablemente se mantiene la inercia de que el presupuesto definen los planes
y no al revés.
8. Redefinir la tradicional elaboración y distribución del presupuesto
nacional para dar un trato diferente a las regiones con menos desarrollo,
más pobres y sin canon.
9. Formular incentivos tributarios (más que exoneraciones) a inversiones con
real domicilio fiscal en los departamentos con menos desarrollo y mayor
pobreza.
10. Redefinir los sistemas nacionales de inversión pública,
contratación pública y administración financiera del Estado recogiendo la
diversidad nacional para optimizar la utilización de los mismos antes que para
evitar su uso.
Cada una de
estas propuestas contiene una gran cantidad de medidas que es necesario
desarrollar. Hoy con los graves y dolorosos hechos delictivos encontrados en
varios gobiernos regionales y locales, es fácil hacer eco de la crítica contra el
proceso de descentralización. Hagamos
todas las correcciones necesarias con la clara visión de que para el
desarrollo nacional y el fortalecimiento democrático es siempre mejor un país
descentralizado que uno concentrado y centralizado. Que la crisis de la adolescencia nos permita una mejor juventud y
adultez para todo el Perú.
* Publicado en la Revista IDEELE Nº 241.
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