NUESTRO DOLOR PALESTINO

Por: Mirbel Epiquién Rivera

Hay un vídeo que circula por el internet que dice mostrar las imágenes del preciso momento cuando el ejército de Israel asesina a 4 niños que estaban jugando en una playa de Gaza, nunca abrí el vídeo, solo de pensarlo se me parte del corazón, suficiente con leer las desgarradoras noticias y enterarnos de la masacre que viene realizando el gobierno de Israel sobre el pueblo palestino. No hay justificación para semejantes atrocidades, no hay justificación racional, al menos así lo entienden millones de gentes en todo el mundo, que en estos días vienen protestando y exigiendo a sus gobiernos, a la ONU, a los miembros de la OTAN, al Papa, y cualquiera que pueda hacer algo para detener el  asesinato de mujeres y niños inocentes. Pareciera que nadie quiere quedar mal con Israel y su influencia en las finanzas, en  los medios de comunicación y en su poder nuclear.

Leo atónito los argumentos de muchos judíos, originales y convertidos, para justificar esta masacre: “Tenemos derecho a defendernos de los ataques de Hamas”, “las fotos que circulan en la red sobre niños muertos no son en Gaza, son de la guerra en Siria”, “también tenemos niños y mujeres indefensas”, “el ejército avisa antes de bombardear, son ellos (los palestinos), los que usan a su gente como escudos humanos”, “no queremos matar gente inocente, sino a los terroristas de Hamas”,  “No circulen odio en la red, infórmense mejor” (y comparten páginas abiertamente sionistas, de las embajadas de Israel o de su ejército).  Esa es la justificación de miles de judíos que en distintas partes del mundo pareciera que celebraran la invasión y masacre en Gaza.

El pueblo de Israel es admirable, su papel en la historia de la humanidad es innegable, hombres como Marx, Freud, Einstein, Niels Bohr, Chomsky, por citar a los más destacados genios del pensamiento humano tienen ascendencia judía, y estoy seguro que si estuvieran vivos condenarían energéticamente esta agresión. De hecho Chomsky, que aún vive, es uno de los principales críticos del gobierno de Israel, y es que esa es la madre del cordero, el gobierno de Israel, que en los últimos años ha venido haciendo una campaña sistemática de lavado cerebral a sus ciudadanos, de otra manera no es explica cómo es que casi la totalidad de judíos en todo el mundo acepten el genocidio en la palestina como algo normal, en contra de la opinión de las mentes más lúcidas del planeta que en coro han venido manifestándose en contra de este accionar militar.

Es cierto que la historia de estas dos naciones tiene mucho que contarnos, y muchos recurren a la historia para justificar su manera de pensar,  pero es hacia la historia a la que también tenemos que regresar para encontrar algo de respuestas. Hace un poco más de 60 años esas tierras estaban en poder del pueblo palestino, fueron los judíos, en medio de una campaña mundial sionista, los que ingresaron o invadieron dichos territorios hasta reducir a sus antiguos ocupantes en guetos parecidos a grandes corrales circulados por muros. Las respuestas de odio, convertidas en terrorismo, por parte de algunos grupos palestinos eran de esperarse tarde o temprano.

Mientras escribo esto veo a mi hija de 6 años pintar unos papeles tarareando una canción, y pienso en aquellos pequeños y pequeñas que diariamente están muriendo en Gaza sin tener la mínima idea de por qué pasó esto, y me digo;  ¡mierda!, qué más puedo hacer más allá de escribir estas líneas, jamás me había sentido tan impotente como ahora. No creo en dios, al menos no en ese que cristianos y judíos dicen que existe y que por él mataron y siguen matando a tantos inocentes, creo en el universo infinito que estoy seguro tiene alguna respuesta a este dolor, un dolor palestino que también es nuestro.