DUDAS QUE ASOMBRAN,
VERDADES QUE DUELEN
Mi gran e
indiscutido amigo el Dr. Rudecindo Vega Carreazo en un artículo que lo he leído
en el internet afirma “Amar Amazonas es
también no callar ante las injusticias”, tremenda conclusión que debe ser
analizada en su contexto y particularmente me ha llamado a reflexión, por sus
aseveraciones que da origen a mi Pastillita, que la publico con la misma
intención. Es cierto su reclamo de que no deben pasar impugnes los crímenes cometidos contra el
vicepresidente regional y dos de nuestros alcaldes distritales, que habiendo
pasado un buen tiempo, hasta ahora no hay nada definido, con relación a
culpables materiales e intelectuales.
Mi aludido
amigo afirma de delincuentes de cartera,
saco y corbata y con ello engloba a un determinado número de personas, que
por vestir en esa forma, deben de ocupar un puesto expectante en la sociedad
y/o en la administración pública, dejando un poco de lado al maleante común y
corriente que delinque por el simple afán de robar, por hacer daño, por
venganza y o de repente hasta por necesidad, lo cual en ninguno de los casos está justificado la hechura del delito, más si
es que compromete la vida de sus víctimas.
Pero,
considerando que una forma de Amar a Amazonas,
es denunciando las injusticias que a diario se producen en nuestro pueblo,
en una y otra forma, es un reto dirigido a nuestras conciencias para alzar nuestra voz de protesta y reclamar
por los derechos de los que menos tienen y más necesitan. En estas
circunstancias, debemos hacer recordar a todas las autoridades elegidas por el
pueblo y nombradas a desempeñar un cargo público, que su sueldo sale de los que
pagamos nuestros impuestos y por lo
tanto todos ellos, sin excepción, vienen a ser dependientes de nosotros, desde el
más rico hasta el más pobre, desde el mas encapotado al más humilde.
Por eso es
que no debemos permitir, que muchos señoritos y damitas, tengan la desfachatez
de tratar en forma descortés a los que
llegan a las oficinas a solicitar un servicio y un derecho. No está bien que el uniformado, que por el simple hecho de
vestir un uniforme, portar un arma o que la Ley lo ampara, tenga que dar mal
trato a los ciudadanos y que algunos jefes crean que sus oficinas son sus
fortines y al que por desgracia cayó en sus redes, lo ofenden, lo estigmatizan,
y lo humillen, más si no tiene padrino. Situación que también se da en el Poder
Judicial.
El tratar de
hacer cumplir la Ley o los Reglamentos o la Constitución, no le da derecho a
nadie de cometer abusos o atropellos.
Mal está que la autoridad judicial, trate como zapatilla vieja a los sospechosos
y aun a los reos. Que el personal de salud se consideren la quinta esencia, y
no vean en el enfermo al paciente lleno de dudas, de dolores y complicaciones. Desconociendo
que el fin supremo de la sociedad es el ser humano. Tampoco está bien que las altas autoridades hagan caso omiso a la
función por la cual han sido elegidas, que cambien su comportamiento y se
conviertan en intocables, autoridades sobre valoradas, que trabajan a
escondidas y no les gusta ser fiscalizadas y a la primera crítica amenazan con
denuncias o represalias.
Sin embargo,
es una gran realidad que los únicos culpables de que se produzcan injusticias y
que haya corrupción, somos la gente
decente, pero, no los que alzamos nuestra “voz enérgica” detrás de bambalinas o en medio
de la euforia de un vaso de licor o con auditorios mediocres, no los que
tenemos miedo del qué dirán, o los conformistas engañados que creemos que en
algún momento nuestro pueblo va a cambiar y que no debemos preocuparnos
mientras no se metan con nosotros o con nuestras familias, en fin, señores los únicos culpables somos los cobardes que
nunca nos atrevimos a tomar el toro por las astas, y nos asustamos de
lanzarnos a la política, arguyendo que es cochina, que daña a la gente, que
nadie reconoce lo que haces y que siempre te van a criticar, hagas o no hagas.
Pero,
teniendo en cuenta que la Política es el
arte de gobernar y servir a la gente, hago mi salvedad que muchos hicimos
nuestro lote de trabajo en la trinchera que nos tocó desempeñarnos, sin
aspavientos y en forma silenciosa, ayudando a la gente que nos permitió servir
y sin servirnos de ellos. Por lo tanto, no
perdamos la Fe en los hombres de buena
voluntad y busquemos autoridades, tal vez sin saco ni corbata o quizás con poncho y ojotas, pero honestas y
de corazón valiente, verdaderos adalides de nuestros pueblos, que se rompan por
el bienestar y el desarrollo de nuestra Región Amazonas, un emporio de
riqueza llamada a convertirse, en muy poco tiempo en la primera Región del Perú
por su potencial hidroeléctrico, agrícola y ganadero, por su fauna y su flora, por
su diversidad de microclimas, por todas las bellezas con los que Dios nos ha
bendecido y por nuestra ingente riqueza turística, a lo que se suma la bondad y
calidad de sus habitantes.
Ahora a la
edad que tengo, no me da miedo recetar esta Pastillita, ni tampoco tengo
necesidad de pedir garantías o
protección, por decir o bosquejar algo cierto, sin aludir a nadie en
especial, solo mi intención es poner en
el tapete mi sentencia de que HAY DUDAS QUE ASOMBRAN Y VERDADES QUE DUELEN,
para que algunos en el camino lo analicen y me adelanto en decir, lo siento si es que a alguno le toca el
guante.
*AYÚDAME A
AYUDAR*
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