miércoles, 24 de septiembre de 2014

SECRETOS DEL EQUINOCCIO EN CHACHAPOYAS, LA TIERRA DE LOS GUERREROS DE LAS NUBES
 
Por: Roger Mori Tuesta

 
Cuando el Sol alcance su máxima altitud, un haz de luz las puertas del santuario de los Pinchudos traspasará, y así la gran fiesta del equinoccio comenzará. Contemplando al  Astro ol,  muy temprano en la mañana los espíritus de los Purunmachos orarán. Y en el sagrado Kuelap, los huesos de toda la nación, de la muerte se levantarán porque el trueno  pronunciará el nombre de Dios a toda su creación.
 
En este tiempo el equilibrio reinará y  todas las proporciones iguales serán. El Hombre y la mujer;  el día y la noche;  la vida y la muerte. Los Chachapoyas,  guerreros de las nubes hijos de Mamapacha son, y ella los bendijo con una sagrada nación. Para cuidar del maíz y las papas, el gran Cóndor, mensajero del Sol, construir sus residencias en la cimas de los  montes aconsejó. Pero utilizar sólo los acantilados  para levantar sus santuarios para adorar a Dios advirtió.
 
La obediente federación ha tomado el mandato seriamente en acción. Tomando prestado de la Palma del valle y del Cedro de la montaña su circular dimensión, ha construido  un collar de estructuras redondeadas que adorna a los Apus con tal esplendor, que hasta los Incas se han llenado de admiración.
 
Dirigiéndose al sur, el Sol comenzó su viaje la tercera semana Junio. A su paso va derramando torrentes de vida sobre la tierra. Para no perder bendición los Guerreros de las Nubes pintaron en sus muros su peregrinación. Así el tiempo de siembra, cosecha y celebración yace colgado en el ángulo del zigzag de toda mansión.
 
Cuando la luz desaparece, los Apus han presenciado al Sol debajo del mar ir a descansar. Pero en su ausencia, Dios a cinco estrellas mando guiar. Por lo tanto, nunca confusión en la tierra reinará, porque los rombos en las paredes  de los templos los tiempos de cada año,  de cada mes, y  de cada noche, anunciarán.
 
Dios ordenará  a los ríos su caudal bajar, porque los Chachapoyas, los frutos de Mamapacha, compartirán. En pocos  meses la papa, el maíz, la sal, la cera de abeja;  la coca y la chicha celestial al final y al oriente del rio Ucutbamba llegarán.  Para tranquilizar al reino del otro lado del gran rio Marañón el oro y la planta pronto partirán.
 
Teniendo como único rey  al  Dios invisible que creó el universo, las ocho familias de la raza de los Chachapoyas hoy se han unido para adorar. Y cuando la sangre de la Llama del Sacrifico fluya en el  templo Kalasasaya , "Viracocha"  el trueno va a gritar y el coro de Apus en la nación de los Chachapoyas  "Manserichee Manserichee" va a replicar. 

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