SECRETOS DEL EQUINOCCIO EN CHACHAPOYAS, LA
TIERRA DE LOS GUERREROS DE LAS NUBES
Por: Roger Mori Tuesta
Cuando el Sol alcance su máxima altitud, un haz de luz las puertas
del santuario de los Pinchudos
traspasará, y así la gran fiesta del equinoccio comenzará. Contemplando al
Astro ol, muy temprano en la mañana los espíritus de los Purunmachos
orarán. Y en el sagrado Kuelap, los huesos de toda la nación, de la muerte se levantarán porque el trueno
pronunciará el nombre de Dios a toda su creación.
En este tiempo el equilibrio reinará y todas las
proporciones iguales serán. El Hombre y la mujer; el día y la noche;
la vida y la muerte. Los Chachapoyas, guerreros de las nubes hijos de Mamapacha son,
y ella los bendijo con una sagrada
nación. Para cuidar del maíz y las papas, el gran Cóndor, mensajero del
Sol, construir sus residencias en la cimas de los montes aconsejó. Pero
utilizar sólo los acantilados
para levantar sus santuarios para adorar a Dios advirtió.
La obediente federación ha tomado el mandato seriamente en acción.
Tomando prestado de la Palma del valle y del Cedro de la montaña su circular
dimensión, ha construido un collar de estructuras redondeadas que adorna
a los Apus con tal esplendor, que hasta
los Incas se han llenado de admiración.
Dirigiéndose al sur, el Sol comenzó su viaje la tercera semana
Junio. A su paso va derramando torrentes de vida sobre la tierra. Para no
perder bendición los Guerreros de las Nubes pintaron en sus muros su
peregrinación. Así el tiempo de siembra, cosecha y celebración yace colgado en el ángulo del zigzag de toda
mansión.
Cuando la luz desaparece, los Apus han presenciado al Sol debajo
del mar ir a descansar. Pero en su ausencia, Dios a cinco estrellas mando
guiar. Por lo tanto, nunca confusión en la tierra reinará, porque los rombos en las paredes de los
templos los tiempos de cada año, de cada mes, y de cada noche,
anunciarán.
Dios ordenará a los ríos su caudal bajar, porque los
Chachapoyas, los frutos de Mamapacha, compartirán. En pocos meses la
papa, el maíz, la sal, la cera de abeja; la coca y la chicha celestial al
final y al oriente del rio Ucutbamba
llegarán. Para tranquilizar al reino del otro lado del gran rio Marañón
el oro y la planta pronto partirán.
Teniendo
como único rey al Dios invisible que creó el universo, las ocho
familias de la raza de los Chachapoyas hoy
se han unido para adorar. Y cuando la sangre de la Llama del Sacrifico
fluya en el templo Kalasasaya , "Viracocha" el trueno va
a gritar y el coro de Apus en la nación de los Chachapoyas
"Manserichee Manserichee" va a replicar.
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