viernes, 31 de mayo de 2013

LÍDERES DE CAMBIO

Por: Karin Burga Muñoz
 

El tema del día en Perú es el terrorismo, grupos armados, ideologías que se transmiten, jóvenes que a ellos se unen. Los diarios anuncian: “Comités de Movadef se multiplican en Perú”, “Humala: "Vamos a acabar con el terrorismo", “Juan Jiménez pide cerrar filas al terrorismo”, “Bambarén pidió pena de muerte para terrucos”.
 
Admito que al principio me asustó la idea y por poco me dejo llevar, hasta que recapacité y me dije: ¿puedo acaso confiar en los medios de comunicación, hoy en día, si me han demostrado que también tienen un precio, que también son parte del comercio de este país? pero ni modo, el tema del día es “EL TERRORISMO”.
 
Y aparecen en los medios de comunicación imágenes de Abimael Guzmán, el último movimiento del Movadef y lo más importante, los nuevos líderes y adeptos jóvenes, que va ganando, nos interrogamos ¿en qué momento y cuando surgió esto y que lo originó? ¿Porque está volviendo a brotar? Es decir, si es cierto lo que dicen.
 
Quizá el vivir de promesas falsas, de ideologías débiles, de falsos líderes pero grandes oradores, de conciencias negociables, de esperanzas pisoteadas. Ellos decían: “Tenemos la obligación de limpiar el Perú de los corruptos”, “Asumimos el compromiso sostenido y patriótico de combatir la corrupción que deteriora la sociedad peruana, sobre todo desde el régimen autoritario fujimontesinista”, "Vamos a redibujar el rostro social del Perú", “Antes que el interés personal está el interés de todos los peruanos”. Pero el viento se llevo las promesas de cada gobierno.
 
Vivir en un país donde los que hablan de Dios son los más patéticos pederastas. Nuestros educadores y los que nos forman para el futuro, le temen a rendir un examen y hasta plagian. Lugar donde los padres de la patria, por ende los que conducirán nuestro país resultan ser los más grandes corruptos, si pues, ironías de la vida. Como si faltase poco nuestros medios de comunicación, que según dicen sería el cuarto poder de este país, hoy en día tienen como parte de su segmento serio las últimas novedades de nuestra farándula.
 
Creo que es ilógico que salgan sorprendidos e indignados y con ganas de eliminar algo que ellos mismos han producido y que la respuesta a ello es la frustración, nuestra impotencia y esta rabia contenida la que nos hace buscar soluciones para querer acabar con la cochina plaga de un gobierno de raíces podridas y es así que muchas veces en esa búsqueda nuestros jóvenes caen en manos equivocadas, que disfrazan la justicia con muertes absurdas.
 
Admito al decir que: creo en la revolución, eso sí, una revolución de jóvenes consientes, con sueños, con un presente que defiende un pasado y lucha por un futuro. No creo en sangre que se derrame a causa de un ideal que sea destinado a falsos profetas y defensores de violencia, pues no sería una causa justa. No creo en la juventud débil y muchas veces hasta idiotizada que cree que el mundo está dentro de una computadora y una red social que lentamente absorbe nuestra esencia y nos aleja de la realidad.
 
Creo en una juventud que quiere vivir, disfrutar, ser feliz y lo más importante una juventud que no vive arrodillada. Una sociedad que aun tiene convicción, que aun se indigna, que sabe lo que tiene y por ello lo defiende.
 
A mi corta edad entendí que la política corrupta y los interés mezquinos vuelven al ser humano un ser insensible, frívolo, egoísta, lejano a la realidad y hambriento por mas, consumista. Por lo tanto lo vuelve un ser inservible pues quien no nace para servir, no sirve para vivir. Seres tan egoístas que no les importó defraudarnos haciéndonos creer que el gran cambio llegaba con ellos, que las cosas cambiarían con ellos, que ellos serian el punto de apoyo para un país mejor, que ellos si acabarían con la corrupción y la delincuencia.
 
Pensar que solo nos endulzan el oído con palabras tan bonitas por un momento y al mínimo descuido, una vez que lograron lo que quieren, te das cuenta que solo fue más de lo mismo y que el príncipe azul tampoco era él. Entendí también que el rico sin valores siempre querrá más a costa de lo que sea y el pobre sin valores se venderá por menos de nada.
 
Lo más importante de todo, entendí que si seguimos indiferentes a todo esto y dejamos que esta actitud nos vuelva seres inertes y ajenos a la realidad, solo le estaremos dando lugar a que estas cosas sigan pasando, que nos sigan manipulando y que nos sigan endulzando el oído con palabras bonitas que al final solo son palabras y las palabras se las lleva el viento pero que la realidad es otra. Vivamos y entendamos esta realidad, y si no nos gusta, luchemos por cambiarla y no dejemos que simplemente la maquillen.
 
Y ahora la siguiente pregunta: ¿Por qué esta indiferencia o esta falta de interés si estamos en nuestra mejor época como jóvenes? Tal vez nos volvimos conformistas, ¿tanto así nos diferenciamos de esos jóvenes de los años sesenta y ochenta en el Perú y en el mundo?, épocas donde se palpaba la sensibilidad de los jóvenes ante los cambios y conflictos que trae consigo un mal gobierno.
 
No olvidemos que cada época es un momento, el cual formará parte de nuestra historia no seamos nosotros parte de la historia de los jóvenes de los sueños dormidos, no nos dejemos absorber por el modernismo, no perdamos nuestra esencia, porque aquellos habrán logrado su cometido. Seamos los nuevos LÍDERES DE CAMBIOS…  

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