viernes, 2 de noviembre de 2012

HACIENDO DE AMAZONAS EL PARAÍSO TURÍSTICO DEL PERÚ Y EL MUNDO

Por: Mirbel Epiquién Rivera

 
Hay tres cosas por las que cualquier persona del mundo no puede dejar de visitar Amazonas, aquel departamento del Perú en el Nororiente de los Andes: 1) Por su pasado, con una civilización milenaria que se desarrolló paralelamente a la cultura Inca, dominando uno de los territorios más agrestes y difíciles del mundo;  2) Por su presente, con poblaciones indígenas Jíbaras que aún dominan gran parte del territorio, con un complejo de caídas de agua que se encuentran entre las más grandes del mundo, y con un riqueza biológica aún poco valorada, y  3) Por su futuro, como un prometedor polo de crecimiento nacional a través del desarrollo turístico.
Es cierto que los expertos en el tema dirán que no hay que diversificar la oferta turística, que debemos enfocarnos en un solo atractivo y desde allí conectarse a otros satélites de interés, vale decir, enfocarnos en la llacta de Kuelap y vender lo que se encuentra alrededor suyo (Leimebamba, Karajía, Chachapoyas, Gocta). Sin embargo, planteo algunos alcances sobre otros aspectos que podrían mejorar las estrategias actuales de promoción turística en nuestra región:
Cultura Inca en Amazonas.
Algunos Amazonenses desconocen que los Incas, en su afán de conquista del Norte Peruano, establecieron dos centros políticos administrativos, el primero se encuentra en la localidad de Aypate, en Ayabaca, Piura. Desde allí se controlaba el ingreso y salida de recursos y gente de los Andes del actual Ecuador hacia la costa, el segundo se ubica en la localidad de Cochabamba, en el distrito de Chuquibamba, al sur de la provincia de Chachapoyas, desde allí se controlaba el ingreso y salida hacia la selva baja. Bien, si uno visita Cochabamba se encontrará con evidencias físicas de la arquitectura Inca. La Dra. Inge Schejellerup, en sus varias publicaciones sobre esta parte del departamento, manifiesta que existe un gran complejo Inca enterrado bajo el actual pueblo de Cochabamba.
Ahora, el sur de Chachapoyas, es decir Chuquibamba y Leymebamba, tienen una de las mejores rutas de tracking de la región (y porque no del país). Tuve la suerte de viajar muchas veces por esta ruta y recuerdo el camino al borde del río Utcubamba en su parte más alta, con prados, bosques y riachuelos. El paisaje contrasta con los diversos restos arqueológicos que uno encuentra en el camino; los complejos funerarios de La Petaca y Diablo Wasi en el sector de Tajopampa, los andenes circulares en forma de cono invertido de Bóveda, quizá los únicos en el norte peruano y de características similares al de Moray en Cusco. La Joya, Atuén y el encanto del páramo Chuquibambino, hacen de este viaje uno de los más inolvidables que se pueda tener.
Biodiversidad.
Ted Parker III, el más grande ornitólogo que tuvo del mundo, dijo alguna vez:  “…El Perú ofrece, para los aficionados en aves, más que cualquier país en el mundo,…. estar aquí es como cuando uno niño está en una tienda de juguetes nuevos y fascinantes” . Perú tiene alrededor de 1804 especies de aves, y junto con Colombia somos los países con mayor cantidad de aves del mundo. Sin embargo lo que pocos saben es que el departamento de Amazonas tiene registrado un poco más de la mitad de aves del Perú, el 53% de aves del Perú (aproximadamente 900) lo podemos encontrar en Amazonas. Teniendo en cuenta que los observadores de aves o birdwatching son el segmento más numeroso de turistas que hay en el mundo, pues tenemos que ir actuando sobre el tema.
Amazonas también posee una diversidad de ecosistemas en buen estado de conservación para la oferta del turismo de naturaleza, tenemos páramos, bosques de montaña, bosques secos, bosques de palmeras, bosques de llanura aluvial y valles sobre los cuales se puede establecer albergues, refugios y todo tipo de atractivos para los que gustan de ambientes silvestres.
Aventura.
Alguna vez un gran amigo, buen conocedor  del territorio nacional, me dijo que hay dos regiones en el Perú en el que aún se pueden descubrir ciudadelas perdidas, el Urubamba en Cusco y las montañas de Amazonas. Esto no deja de ser cierto con los recurrentes descubrimientos que se vienen dando en nuestra región, pero la aventura en Amazonas va más allá de ciudadelas perdidas. La existencia de yacimientos geológicos del Triásico en Bagua y Bagua Grande hacen de Amazonas la región con mayor cantidad de restos paleontológicos del país, que junto con algunas partes de Puno y Argentina son los únicos lugares de Sudamerica en donde se puede encontrar restos de dinosaurios.
Mi buen amigo “Perico” Heredia posee un terreno cerca al río Utcubamba, el lugar se llama Milpuc. Al igual que el distrito de Milpuc en la Provincia de Mendoza. Milpuc es una derivado de la lengua quechua que significa “tragadero”, y hace referencia a esas zonas en donde el agua de los ríos o puquios desaparece entre el suelo para volver a aparecer en otras partes cuenca abajo. Esto se debe a la naturaleza calcárea de esta parte de la región, con un material tipo caliza distribuido en gran parte del subsuelo de las provincias de Chachapoyas, Luya y Rodríguez de Mendoza, se han generado grandes cavernas que recién están siendo descubiertas para el mundo entero, según algunos entendidos, estas cavernas podrían estar entre las más grandes del mundo y son un gran atractivo para espeleólogos y gente aficionada a la aventura en cavernas.
Y bien, ¿cómo concretamos acciones destinadas a usar estos ricos recursos,  complementarios a la arquitectura Kuelapense?. Con un afán de generar debate y propuestas planteo las siguientes acciones:
a)      Carretera Balsas – Chuquibamba – Leymebamba.
Contra lo que digan muchos, la ruta de ingreso ampliada y mejorada desde Cajamarca hacia Amazonas debiera ser desde Balsas hacia Chuquibamba y luego hacia Leymebamba, para culminar finalmente en Chachapoyas. De tal manera que se integran poblaciones de los distritos de Balsas, Chuquibamba y Leymebamba, reduciendo los actuales tiempos de viaje, aprovechando los recursos turísticos de paisaje y aves del bosque seco del Marañón (desde Balsas hacia Pusac) y de los páramos de Chuquibamba. Haciendo que el flujo de visitantes pueda aprovechar mejor los recursos turísticos que ofrecería la ciudadela Inca de Cochabamba, antes de disfrutar la belleza que ofrecen los paisajes y cultura de Leymebamba. ¡¡¡ Y  por todos los santos!!!, evitando un viaje interminable y peligroso que es la actual ruta de ingreso desde Celendín.  
b)        Habilitación del aeropuerto de Rodríguez de Mendoza para vuelos comerciales.
En este sentido pienso como Amazonense, no como Chachapoyano, Baguino o Luyano, y en dicho sentido la integración regional sólo se dará si dejamos de lado chauvinismos y mezquindades locales. Es una realidad natural que las condiciones orográficas de Chachapoyas son distintas a las de Rodríguez de Mendoza, y es por ello que el aeropuerto de Rodríguez de Mendoza es mucho más amplio, y mejor aún, puede ampliarse más. Si a esto añadimos la riqueza turística de las cavernas de Mendoza y Soloco, o la riqueza natural de los bosques de palmera de Ocol, tendremos una mayor oferta para los visitantes, haciendo que los vuelos puedan llegar primero a Rodríguez de Mendoza y desde allí, con una carretera asfaltada, se podrá llegar en dos horas hacia Chachapoyas, no sin antes haber disfrutado de Rodríguez de Mendoza, Ocol, Molinopampa, Soloco. Claro, el aeropuerto de Chachapoyas siempre estará allí para los que no desean entrar por esta parte de la región. Ya!!, ¿pero si ni siquiera hay vuelos a Chachapoyas?, pues seamos ambiciosos y pidamos más, no sólo vuelos a Chachapoyas, sino también a Rodríguez de Mendoza.
c)       Rutas de las aves.
Si uno quisiera conocer la mayor cantidad de aves del Perú pero sin salirse de un solo departamento sería Amazonas. Podríamos empezar en los bosques secos de Marañón en Balsas, hasta la localidad de Pusac, para subir hacia Chuquibamba y Leymebamba observando aves altoandinas, continuar hasta Chachapoyas para recargar baterías y luego seguir la marcha hacia Luya, Huaylla Belén, Ocumal y Camporredondo para salir por Lonya Grande, en las que se observarán aves de montaña, bajar hacia el bosque seco del Marañón en el sector de Cumba hasta Bagua, en donde uno podría elegir ingresar a Condorcanqui para observar aves de bosque lluvioso o selva baja o proseguir la marcha hacia Bongará para continuar el viaje hacia San Martín. Para este caso también es necesario culminar con las carreteras ya trazadas y mejorar las condiciones de las mismas. Debemos resaltar también que la cuenca del Marañón, desde Ocumal hasta Corral Quemado, ofrece atractivos que van desde restos arqueológicos, complejos de pinturas rupestres (Camporredondo, Lonya Grande) y cultura del cultivo de café. Esta ruta culminaría en Bagua, en algún tipo de circuito de los dinosaurios, con algún museo, souvenirs, guiados especiales a los yacimientos paleontológicos. 
Finalmente estas ideas necesitan debatirse, si bien es cierto que no toda la región puede vivir del turismo, pero podemos lograr que más gente pueda beneficiarse de esta actividad. Se trata entonces de invertir pensando en integración, sostenibilidad ambiental  e igualdad de oportunidades. ¿Quién empieza?

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