martes, 1 de mayo de 2012

¿FELIZ DIA DEL TRABAJO? MEJOR UN DIA PARA REPENSAR.

Por: Rudecindo Vega Carreazo

Hoy no es un día cualquiera, en todo el mundo se celebra el “Día Internacional del Trabajo” y, sin embargo, me asaltan tantas dudas para su celebración. Más, cuando tuve la oportunidad, gracias al Presidente Ollanta Humala de ser Ministro de Trabajo y Promoción del Empleo. Más que celebrar debería ser un día de asunción de compromisos.

Deberíamos pedir perdón porque hay tantos niños y adolescentes trabajando y, a quienes, además, por compromisos internacionales se les rehúye su condición de trabajadores; deberíamos pedir perdón a las mujeres que por no tener oportunidades laborales destinan su cuerpo a la mas antigua profesión del mundo; deberíamos pedir perdón a los millones de personas que trabajan en condiciones indecentes y sin derechos bajo el eufemismo de la “informalidad”, deberíamos pedir perdón a los miles de empleados públicos que carecen de derechos laborales a pesar de trabajar para el Estado; deberíamos pedir perdón a los jóvenes por no darles las oportunidades de desarrollo personal y profesional a través de un trabajo decente; deberíamos pedir perdón por la falta de políticas para mejorar la capacitación, certificación, empleabilidad que mejore la productividad de nuestros trabajadores formales e informales;  deberíamos pedir perdón a los millones de jubilados que después de tantos años de trabajo no se les brinda una digna vejez, deberíamos pedir perdón a los miles de desempleados por carecer de un medio de realización humana como es el trabajo; deberíamos pedir perdón por poner tanta traba burocrática, financiera, laboral que no permite a nuestros empresarios crear más y mejor empleo decente. Por eso, en primera persona, pido perdón, porque solo avanzamos poco.

Deberíamos pedir perdón por considerar que el Día del Trabajo propio sólo de los trabajadores. Que ilusos. El Día del Trabajo debería ser celebrado también por los empresarios y empleadores en general. También por el Estado claro esta. El trabajo decente, muchas veces lo dije, siendo un medio de realización humana, donde la persona es persona, es el encuentro natural del empresario, el trabajador y el Estado. Todavía nos falta visionarnos de manera conjunta y concertada. Que los trabajadores sientan que su celebración es también celebración empresarial y del Estado. Que los empresarios sientan que este día es una oportunidad para comprometerse a mejorar las condiciones del trabajo y crear más empleo. Que el estado visione este día como espacio de impulso de políticas estatales de institucionalización labor del trabajo decente. Es concebir el trabajo como mecanismo natural de concertar, nada más que eso. No es perder derechos, no es ceder y arrear banderas. Es asumir al trabajo como compromiso de desarrollo personal y nacional.

El trabajo, si el trabajo, en países como el nuestro es el soporte del crecimiento económico. Nuestra mano de obra, nuestra inventiva e inteligencia vinculada al trabajo, nuestra vocación laboral y trabajadora, reconocidas a los peruanos en todo lado,  explican también el crecimiento económico del país durante los últimos 11 años. La expansión de puestos de trabajo, decentes y no decentes, claro esta, explican también el crecimiento económico del país y consolida el bienestar de nuestros empresarios. El trabajo genera riqueza para los empresarios y el país y esta riqueza da nuevas oportunidades laborales. Deberíamos pedir perdón, porque ese, crecimiento económico no llega como debería llegar a los trabajadores para mejorar sus condiciones y a los desempleados para que tengan trabajo.

El trabajo, si el trabajo, también es, creo, el principal instrumento de inclusión social. Nada, más digo que darle a la gente una oportunidad laboral decente para que se realice como ser humano. Nada mejor que enseñarle a la gente a pescar en lugar de regalarle pescado. Nada mejor que cada quien se realice según su habilidad y capacidad personal. Nada mejor que garantizarle a la gente un buen instrumento para salir de la pobreza, integrarlo culturalmente, motivarlo en su capacidad emprendedora, realizarse profesionalmente. Si el trabajo además de garantizar crecimiento económico garantiza verdadera inclusión social. Deberíamos pedir perdón, porque esos mecanismos de inclusión social, como son los 4 programas creados durante los dos primeros meses de este gobierno todavía tienen un lento y moderado avance.

Hoy veo que la agenda diseñada lentamente se cumple. Felizmente todo. Lamentablemente lenta. Pido perdón porque quizás, no pudimos imponerle la viada que deberían tener. Pero, veo con mucho auspicio un compromiso gubernamental por mejorar el trabajo y las condiciones laborales y de inversión en el país. Eso es auspicioso y motivador. Sería más hermoso que ese sea el mismo compromiso de los trabajadores y empleadores. Que todos vayamos por el rumbo de fortalecer el trabajo decente, el crecimiento económico, la inversión, la inclusión social. Un acuerdo de ese tipo nos haría renovar cada primero de mayo el verdadero día del trabajo. Perdón si hice tan poco. Ojala que todos podamos comprometernos a mas, mucho mas: los trabajadores y los desempleados, los que no deberían trabajar y los que trabajan de mas, los empresarios y los emprendedores, el Estado y gobierno y, el Perú, seguramente nos lo agradecerán.

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