LA
PROBLEMÁTICA DEL MEDIOAMBIENTE EN EL PERÚ
Por: Elmer Antonio Torrejón Pizarro
Analizar la
problemática medioambiental del país es tener en cuenta tres grupos de
posiciones y actitudes, según el analista en estos temas, Nicolo Gligo: las Tradicionales, Coyunturales y
Futuras; donde se concentran diversas categorías para su mejor
entendimiento. Hay que partir del hecho de que en nuestro país el tema
medioambiental, no es parte de una agenda nacional, si se quiere hablar en
términos de institucionalidad, como tema transversal en nuestras organizaciones
públicas y privadas. Estas organizaciones, solo responden a través del
“discurso” cuando se aborda la problemática; clara muestra de que no existe una
política medioambiental que trascienda el ámbito de los grupos de ecologistas o
las ONGs medioambientalistas. Entonces partimos en la mayoría de casos, de
“discursos” medioambientalistas desde nuestro Estado.
Veamos en primera
instancia las posiciones y actitudes TRADICIONALES. La problemática del
medioambiente en nuestro país, débilmente ha formado parte del debate político;
más aun, la temática del medioambiente ha sido “mal utilizada” por los políticos
para “aprovecharse” de un beneficio personal que posteriormente les traiga
réditos políticos. El medioambiente, como
un arma para procesos políticos y electoreros. La política en el país, no
aborda el tema medioambiental para solucionar sus problemas.
En el país la
economía es el fin y no el medio, por tanto marchamos bien, si es que tenemos
cifras azules en nuestra economía. Somos un país “economicocentristas”, que
busca el desarrollo económico a expensas de un desarrollo social o
medioambiental. Nos medimos en torno a los análisis costos-beneficios, convirtiendo a
nuestros recursos medioambientales (depredación y explotación de los mismos)
como instrumentos para alcanzar el crecimiento económico que ahora tenemos. La
economía peruana prescinde del conocimiento medioambiental, y en ello basa su
crecimiento a expensas de la explotación irracional y la no sostenibilidad de
sus recursos. En lo que respecta a las tecnologías, no son necesariamente
confiables si se quiere solucionar el problema medioambiental. En las
actividades mineras por ejemplo, a pesar de su alta tecnología, siempre
conllevan a procesos de contaminación, a si sea en su mínima expresión, que a lo
largo de los años suman. Pero en el actual momento las tecnologías se hacen
imprescindibles en algunos casos para la conservación ecológica.
Si bien es
cierto, nuestras comunidades rurales son los actores claves para la conservación
del medioambiente, no hay que caer en la conclusión que siempre será así. En una
economía de lucro globalizante y arrolladora, hace que las comunidades sean
“empujadas” a este tipo de economía, conllevando a que busquen la sobrevivencia,
aunque ésta involucre la explotación y depredación de sus bosques para un
beneficio economicista. Esto tampoco nos debe direccionar a “anidarse” en las posturas ecologistas,
porque el desarrollo social y humano (queramos o no) siempre acarreará costos
medioambientales; por lo tanto a la ecología y sus recursos bióticos y
abióticos, no hay que encapsularlos en conservacionismos radicales que impidan
el desarrollo.
El segundo grupo
de posiciones y actitudes COYUNTURALES, están actualmente
implementándose en torno al medioambiente. A nivel institucional en el país, se
han creado diversas organizaciones medioambientales estatales y no
gubernamentales, que se consagró con un Ministerio del Ambiente. Este Ministerio
ha conglomerado a todas las instituciones públicas en el tema, y se ha
convertido en el sector clave en torno a la política medioambiental, a pesar que
todavía no tiene un monto presupuestal adecuado y se haya convertido en un
sector burocrático que limitadamente da solución a los problemas y conflictos
socioambientales. Por otro lado, la problemática medioambiental se agudiza
debido a la pléyade de normas, reglas y leyes que existen; tanto así, que se han
convertido en ineficaces e ineficientes, ya que duermen en el “sueño de los
justos” al momento de una problemática ambiental.
Otro causal que
ha agravado esta problemática, es la privatización masiva o las continuas
concesiones de tierras con fines economicistas, conllevando a que los
empresarios o concesionarios hagan uso de los recursos naturales de manera
depredacioncita, produciendo conflictos sociales y ambientales. Esto es lo que
está viviendo actualmente nuestro país. A setiembre de este año la Defensoría
del Pueblo reporta 167 conflictos activos y 71 conflictos latentes, la gran
mayoría de ellos tienen su génesis en problemas socioambientales. Si no se
redirecciona y reestructura los fines que persiguen estas privatizaciones,
seguiremos confrontándonos en procesos conflictivos socioambientales, que
desembocan en acciones perjudiciales para el Estado y sus
ciudadanos.
El último grupo
de posiciones y discusiones (las FUTURAS), esta conllevando que
a mediano y largo plazo la problemática medioambiental se convierta en un debate
a nivel mundial, pero lamentablemente los países desarrollados no son
conscientes de esta problemática; más aun, no suscriben convenios
multinacionales a favor del medioambiente, porque sus intereses se fundan en
acciones cortoplacistas. En el Perú tenemos diversas problemáticas ambientales
que ponen en riesgo ecosistemas “únicos” y variados, pero esto no reviste
interés en países desarrollados que desconocen conocimientos y buscan el
desarrollo a expensas de la explotación y depredación. A pesar de que el riesgo
ecosistémico en nuestro país tiene su origen principal fuera de sus fronteras;
con este cambio climático, debido al calentamiento global producido
principalmente por la alta contaminación que emiten “países
desarrollados”.
Por otro lado, la
problemática medioambiental ha sido empoderada por ONGs, debido a la inactividad
o limitado compromiso de nuestras instituciones públicas y académicas. Esto
permitió y permitirá que las ONGs muchas veces se sigan “lucrando” por los altos
financiamientos que provienen del exterior y otras veces se comporten como
“actores políticos” que manejan el escenario de las relaciones entre Estado –
Empresa – Comunidades; escenario que a luz de los hechos cotidianos, son
negativos, perjudiciales y conflictivos.
Como país, con
ecosistemas frágiles, se debería ser más estricto en el tema medioambiental,
cuando implementamos relaciones comerciales con otros países. Deberíamos
sobreproteger nuestros RRNN en los intercambios de productos que sustentan
económicamente estas relaciones bilaterales o multilaterales. Esto podría
reflejarse con el intercambio de productos alimenticios orgánicos y no orgánicos
que se da entre el Perú con los países que comercializan productos transgénicos,
que ponen en riesgo nuestra producción orgánica.
El tema
medioambiental es transversal a las diversas problemáticas estructurales del
país; así hay que concientizarlo y empoderarlo a nivel institucional y de la
ciudadanía. Cuando logremos hacerlo, podremos confluir en un desarrollo
sostenible y articulado a nivel social, económico, cultural; y sobre todo a
nivel ecológico. Es una tarea pendiente de un Estado fuertemente
institucionalizado y de las personas comprometidas, dentro de un equilibrio
horizontal entre el hombre y su ecología.
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